No delegar la iniciativa: reflexiones sobre un Standstill Agreement

15 mayo, 2020

Resumen y conclusiones

  •  En tan solo 8 días, Argentina debe tomar una decisión bisagra respecto de la deuda. Frente a esta encrucijada hay tres caminos posibles: (i) default; (ii) trabajar con las contraofertas y llegar a un acuerdo rápido; (iii) acordar un Standstill Agreement o (o pagar el 22-may y mantenerse corriente hasta el 28-jul). Si lo que el Gobierno quiere es un standstill, entonces hasta acá parecería haber hecho todo bien.
  •  La lógica del Standstill es que no se puede cerrar un acuerdo para los próximos 30 años en medio de un shock negativo cuyas consecuencias para la actividad son las peores desde la Segunda Guerra Mundial. ¿Tiene sentido? ¿es lo mejor para ambas partes (Gobierno y acreedores)? ¿debería reaccionar el mercado al igual que con Ecuador (positivamente)?
  •  La macro post-pandemia tendrá muchos problemas: elevada inflación (y el problema de precios regulados), una “pesada herencia” fiscal, menos grados de libertad en la política monetaria, un PBI en USD mucho más chico (que complica la sostenibilidad de la deuda) y hasta desafíos políticos.
  • Creemos que en el caso que los acreedores acepten una prórroga de las negociaciones, aplazar la negociación no solo no ayudará, sino que incluso podría empeorar la negociación y alejar (aún más) las pretensiones de las partes.
  •  En la situación actual hay valor para el gobierno y para los acreedores en buscar cerrar un acuerdo con los niveles de quita de valor presente. Para ello, delegar la iniciativa en los tenedores para que vengan con una contrapropuesta no es una buena opción, toda vez que de alcanzar algún acuerdo que contenga las expectativas de la mayoría de ellos, por definición será el peor de todos (el más caro) para Argentina.

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